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Como dice la canción de Sumo, Mañana En El Abasto, hay que bajar en la parada Carlos Gardel, es la estación del Abasto, subte línea B, para estar en el corazón del barrio de su cantante Luca Prodan.
El bar El Destino era el “bar de Luca”, al que bajaba casi todas las mañanas desde su departamento de la calle Gallo (ver apartado), con los ascensores también mencionados en la letra del tema, para empezar el día con algunas ginebras. Luca solo tenía que caminar unos pocos metros y cruzar la calle Humahuaca para estar en su mesa preferida.
Además de socializar allí, Prodan solía componer en las sencillas mesas de esta esquina. Y Mañana En El Abasto, esa ensoñadora, melancólica canción incluída en el LP After Chabón (1987) e inspirada aquí, detalla con su particular manera el inicio de una jornada en el barrio que él tanto amaba. Un barrio que no era entonces como es hoy. La subliminal tristeza del tema camuflaba cierta dejadez y abandono de un sitio que no es el del presente. Su gigantesco viejo mercado transformado en un shopping igual de enorme, restaurantes y cafés destinados al turismo internacional, reemplazan al “hombre sentado ahí, con su botella de (vino) Resero” que se describe en la canción.
Un tema que describe personajes y lugares que hubieron, y una esquina especial pero a la vez tan clásica de Buenos Aires.