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“En el baño de la Perla del Once compusiste La Balsa. En el baño de la Perla del Once compusiste La Balsa.…. “. Una y otra vez Javier Martínez (Manal) le recitaba este “mantra” a Tanguito al inicio de la versión que éste último (nacido José Alberto Iglesias, también conocido como Ramsés VII) grabara para su único disco solista, registrado en 1970 y lanzado recién tres años más tarde, un año después de su fallecimiento.
Lo que se transformó en un mito –ver entrevista a Litto Nebbia por este autor– del que hasta el propio Martínez se arrepintió alguna vez porque catapultó erróneamente y durante mucho tiempo al malogrado cantante como único compositor de La Balsa, sirvió para que muchos chicos de generaciones siguientes pusieran su foco en este histórico bar de la Ciudad de Buenos Aires y sobre todo, a esta canción fundacional de lo que se conoce como Rock Nacional para nosotros, Rock Argentino para el resto de Latinoamérica. El éxito del tema ayudaría a que muchos músicos dejaran en el pasado la creencia que decía que no se podía cantar rock de buen nivel, o con potencial comercial, en castellano.
La Perla del Once fue un lugar mítico, declarado de Interés Cultural en 1994 por el Gobierno de La Ciudad. Allí, en el baño de caballeros, Tanguito y Litto Nebbia terminarían de componer durante una madrugada de mayo de 1967 el tema que los inmortalizaría. Por su gran éxito, esta canción daría el empujón definitivo a lo que sería conocido como “Rock Nacional” en Argentina (seguramente el puntapié inicial le corresponda al single Rebelde, de The Beatniks). Este sitio era un lugar de paso obligado para muchos jóvenes de pelo largo –inspirados en The Beatles– tras salir de La Cueva I (también en la Avenida Pueyrredón –ver apartado).
A diferencia de aquellos que escucharon en la música que llegó desde E.E.U.U. de finales de los 50 (como el rock and roll clásico de Elvis Presley y compañía) una oportunidad para apostar por nuevos sonidos y lanzar sus propias canciones por lo general cantadas en inglés, los “nuevos rockeros”, los de La Perla, La Cueva o el Instituto Di Tella, absorbieron las melodías propias de la Invasión Británica de los 60 de la mano de The Beatles o The Rolling Stones, pero por primera vez cantaron en español. Además de definir que sus canciones fueran cantadas en este idioma –algo que era considerado “grasa” en ese momento–, la revolución sexual y la impronta política y la poesía beat, serían sus rasgos diferenciales.
En el célebre café todos confraternizaban, se mostraban sus “libretitas” con letras y borradores de canciones, y soñaban con cambiar el mundo por uno mejor. Varios clásicos del incipiente rock argentino serían esbozados en este café, como Jugo De Tomate, de Manal.
Lamentablemente La Perla ya no existe como tal, ya que a principios de 2017 el histórico bar ha sido adquirido por una tradicional cadena de pizzerías que instaló allí una de sus sucursales.
La Perla del Once fue el sitio donde prácticamente se fundó el Rock Argentino de la mano de sus clientes músicos: Los Gatos Salvajes, los ya mencionados Beatniks de Pajarito Zaguri y Mauricio “Moris” Birabent, Miguel Abuelo, Oscar Moro, Javier Martínez, Moris, Tanguito, y los periodistas y poetas fundacionales del rock, Pipo Lernoud y Miguel Grinberg, entre otros.